A medida que nos hacemos mayores, el sueño es más frágil, y por tanto, cuesta, tanto irse a dormir como estar en reposo durante más tiempo. Si bien hay causas que se consideran normales, un problema con el sueño puede acarrear consecuencias en la salud.
Algunos de los cambios en el sueño van unidos al envejecimiento y ello se manifiesta con estados de sueño menos profundos, no dormir de forma seguida durante la noche y, en contraposición, echar cabezadas durante el día por no haber descansado correctamente. Diversos estudios ponen de manifiesto que una gran parte de las personas mayores de 60 años se despiertan casi 150 veces por la noche.
Principales trastornos del sueño
Existen diversos trastornos que apuntan a algunas causas que pueden afectar a las personas mayores. Entre estas, encontramos problemas relacionados con la demencia, la falta de memoria y la enfermedad de Alzheimer. A su vez, también hay otras afecciones crónicas como la insuficiencia cardíaca y problemas digestivos, además de temas mentales como la depresión y la ansiedad.
Cuando las personas mayores están poco activas, ello puede repercutir en la calidad del sueño nocturno, mientras que las que presentan dolores en el cuerpo como la artritis también pueden dormir menos. Algunos medicamentos, estimulantes y la necesidad de orinar frecuentemente, que también puede estar asociado a la edad, pueden ser otros trastornos relacionados con el sueño.
Algunos síntomas
Entre los síntomas más frecuentes de tener insomnio o alternaciones en el sueño se encuentra el hecho de despertase varias veces por la noche, de dormirse durante el día y la dificultad para conciliar el sueño. Pero estos pueden ir acompañados de ciertas enfermedades vistas anteriormente.
Consejos para dormir bien
Ante estas medidas, para dormir mejor, siempre que el médico no indique lo contrario por tratarse de un problema algo más grave, se recomiendan las siguientes prácticas:
- Horario estable y rutinas
No hay nada mejor que seguir una rutina e ir a dormir y levantarse cada día a unas mismas horas. Con ello el cuerpo se acostumbra a su reloj biológico y se gana en salud.
- Rituales de relajación
Cuando no basta ir a dormir cuando se tiene sueño, porque prevemos que no descansaremos, es bueno realizar masajes y relajaciones para entrar en sueño. Leer en la cama y tomar un baño caliente ayudan a sentirse mejor para coger el sueño.
- Ejercicio
Aunque a cierta edad es algo complicado hacer mucho ejercicio, moverse va bien para regular el organismo. Con el ejercicio, el cuerpo descansa y el sueño puede durar muchas más horas.
- Alimentación
Una correcta alimentación también está relacionada con el hecho de poder descansar mucho mejor. Se deben evitar las cenas abundantes y copiosas, además de las picantes. Una cena ligera, a base de sopas o cremas, resulta crucial para no despertarnos varias veces durante la noche. Además, también beberemos agua o leche y descartaremos toda clase de bebida con cafeína y alcohol.
- Evitar largas siestas
Dormir las horas indicadas por la noche es suficiente para estar descansado durante el día. Si aún así se decide hacer siesta, entonces debe ser corta para no perjudicar el sueño nocturno.