¡Buenos días! ¿Qué tal va este festivo? Seguro que muy bien. Nosotros lo hemos empezado muy bien, ya desde ayer estamos celebrando todos los cumpleaños atrasados de febrero, marzo y abril, así que imaginaros qué fiesta.
Los que vais siguiendo el blog, sabéis que estamos haciendo mucha incidencia en el envejecimiento activo y que en cada artículo tocamos un tema interesante. Hoy es el turno de la vista, así que allá vamos…
El sentido de la vista es el resultado del registro, interpretación y almacenaje de señales de un objeto que miramos. En este proceso intervienen la córnea, la pupila, el iris, el cristalino y el nervio óptico. A medida que pasan los años, esta estructura cambia y los músculos van perdiendo capacidades. Por ejemplo, las pupilas se empequeñecen un tercio a los 60 años de edad aproximadamente.
Todas estas modificaciones son la causa de no ver las cosas con nitidez, no distinguir correctamente objetos del fondo, dificultades para enfocar, notar más limitaciones en espacios con mala iluminación o no distinguir intensidades de colores.
Pero no todas las alteraciones aparecen con el envejecimiento, sino que existen varias a lo largo de la vida. Algunas se curan con un tratamiento mientras que otras no o de forma muy incipiente. Para todos estos inconvenientes puede ser útil el uso de gafas o lentillas, pensad que la mayoría de personas mayores de 55 años las necesita.
¿Cuáles son los trastornos visuales más comunes en edades avanzadas?
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Cataratas: pérdida de transparencia del cristalino. Los síntomas más comunes son empeoramiento de la visión de lejos, visión borrosa, molestias ante luz intenta, disminución en la percepción de colores, entre otras.
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Glaucoma: causado por un aumento de al presión intraocular debido a problemas en la circulación y evacuación del líquido de la estructura ocular. Las consecuencias son la pérdida gradual de la visión, pérdida de la visión periférica y ceguera. En las fases iniciales puede no presentar síntomas.
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Degeneración macular: enfermedad que afecta al centro de la retina, donde se concentra el mayor número de receptores que perciben luz. El síntoma más común es la pérdida de visión central, como si apareciera una mancha en la parte central.
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Retinopatía: consecuencia de las lesiones producidas por diabetes o hipertensión. Algunos síntomas son la visión borrosa o dificultad para leer.
¿Cómo cuidamos la vista?
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Debemos proteger los ojos del sol. Usemos gafas de sol con protección 100% contra los rayos UV de tipo A y B.
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Vitamina A. La encontramos en zanahorias y vegetales de hoja verde oscura como las espinacas.
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Realizar cualquier actividad con la iluminación adecuada para no forzar la vista.
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Al bajar escaleras, cruzar la calle o pasar de sitios iluminados a otros con menos luz, hay que actuar con precaución.
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Debemos acudir a revisiones periódicas indicadas por el médico y consultar cualquier cambio.
¿Cómo adaptamos nuestra casa si padecemos o alguien de nuestro entorno padece problemas visuales?
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Mantener el orden: un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar.
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Con la edad, se distinguen mejor los colores cálidos que los fríos. Si utilizamos contrastes de colores como el amarillo, naranja o rojo, puede mejorar la capacidad para ubicar cosas.
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Tomar pequeñas precauciones como:
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Puertas totalmente abiertas o totalmente cerradas
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Cuidar la iluminación en la realización de tareas y también la luz ambiental
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Suelos lisos, antideslizantes y sin elementos que sobresalgan
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Aparatos que nos facilitan la vida como teléfonos con números grandes, o lupas para leer.
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Fuente:Â Obra Social La Caixa (envejecimiento activo)
Esperamos que haya sido de utilidad. Cualquier consulta, podéis consultarnos. También podéis suscribiros a este blog para estar al corriente de temas de interés para el cuidado de nuestros mayores.
¡Buen fin de semana!