Tener o no una vejez saludable depende de muchos factores. Sobre algunos no es posible actuar, como es el caso de la herencia genética, pero trabajando en otras podemos mejorar y mucho nuestras expectativas y calidad de vida.
Uno de estos factores, pilar fundamental de la salud, es la alimentación.
Tener una buena dieta, adaptada a las necesidades de cada persona, ayuda a soportar y/o prevenir enfermedades, a evitar o atrasar ciertas limitaciones funcionales e incluso a tener una mejor salud mental. Por ejemplo, afecciones tan comunes en la gente mayor como la hipertensión, la anemia, el colesterol y triglicéridos altos, o la diabetes de tipo II podrían prevenirse o mejorarse con una alimentación adecuada.
El ideal sería que se tuviera cuidado de la alimentación toda la vida, desde la niñez, pero nunca es tarde para empezar a mejorar la dieta.
Las necesidades nutricionales de las personas mayores
La energía y nutrientes que necesita el organismo para funcionar correctamente varían según la etapa de la vida y algunos factores como por ejemplo la edad, el peso, la altura, la actividad física que se realice, el estado de salud y el sexo.
En el caso de las personas mayores la SENC, (Sociedad Española de Nutrición Comunitaria), ha elaborado una pirámide de la alimentación para personas a partir de los 70 años en que muestra el tipo de alimentos y la frecuencia con que se tendrían que consumir.
Estas recomendaciones no se alejan mucha de las que se dan a la población en general, pero sí que hay ciertas diferencias relacionadas con factores ligados a la edad, tal como veremos.
Aspectos a tener en cuenta al fijar los requerimientos nutricionales
La SENC, diferencia tres grupos de edad dentro de las personas mayores, con diferentes recomendaciones
energéticas, siempre que la persona no esté enferma, sufra estrés emocional o esté desnutrida, caso en que habría que aumentar los valores:
Al establecer los requisitos nutricionales de una persona mayor, y más todavía cuando se trata de personas “muy mayores” o personas de más de 75 años, hay que tener especialmente cuento algunos cambios biológicos y otros condicionantes como por ejemplo:
1. Metabolismo lento. Al hacerse mayor, el metabolismo se vuelve más lento y la reparación celular disminuye, por lo que hace falta menos energía.
2. Cambios en la composición corporal. La composición cambia y el gasto energético disminuye. Se pierde tejido muscular y se gana tejido graso. Aumenta la pérdida de masa ósea debido a la desmineralización de los huesos y también se produce una disminución del contenido total de agua en el organismo, por el que aumenta la susceptibilidad de deshidratación.
3. Enfermedades. Las enfermedades, inflamaciones o procesos inflamatorios o infecciosos hacen que la demanda nutricional sea más elevada, además de necesitar pautas dietéticas concretas, como por ejemplo una mayor ingesta de proteínas en determinados casos.
4. Fármacos. Algunos medicamentos interfieren en la absorción y aprovechamiento de los nutrientes.
Estos factores y otros hacen que la necesidad de nutrientes para el buen funcionamiento del organismo (hidratos de carbono, proteínas, grasas, vitaminas, minerales, fibra y líquidos) de las personas grandes sea diferente que para otros grupos de población y que haya que prestar especial atención a algunos nutrientes en concreto.
En el próximo artículo trataremos más en profundidad las características de los elementos: sabores, texturas y colores, entre otras cosas.
Buen fin de semana!
Fuente:Â http://atenciogentgran.org/categoria/salut-i-benestar/