Descansar bien está directamente relacionado con el bienestar y científicamente se ha demostrado queexiste una relación directa entre dormir bien y vivir más y mejor. En el artículo de hoy aprenderemos más sobre cómo combatir el insomnio o trastornos de sueño de las personas mayores.
Cualquier perturbación del sueño puede desencadenar problemas para dormir o permanecer dormido, tener demasiado sueño o comportamientos anormales relacionados con esta problemática.
Esta situación es muy común y frecuente en las personas mayores. Los médicos aconsejan que los adultos deben dormir de 7 a 8 horas todas las noches y en el caso de los adultos más mayores este sueño es menos profundo y más entrecortado que en los jóvenes.
En contra de lo que se cree, las personas mayores no duermen menos, sino que en ellas se ha modificado la arquitectura del sueño y tienen una calidad de sueño diferente: el sueño es más ligero y se pueden despertar varias veces durante la noche, generalmente para orinar. Además del envejecimiento del organismo, a ello contribuye el mayor número de enfermedades (crónicas y agudas) que pueden presentarse, los trastornos mentales, los cambios en los hábitos de vida derivados de la jubilación, la medicación (múltiples fármacos) que puedan estar tomando, los problemas familiares, etc.
El insomnio puede afectar a nuestros mayores de modo esporádico, agudo o crónico. Todo dependerá de cuál sea la causa pero en la mayoría de casos será suficiente seguir una serie de consejos relacionados con el día a día y la higiene del sueño para evitar el insomnio, o dicho de otra forma: estimular el sueño.
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Horario regular de sueño:Â acostarse y levantarse siempre a la misma hora y evitar las siestas durante el día.
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Eliminar las fuentes de ruido o de luz (exteriores e interiores) que puedan dificultar el sueño.
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Utilizar la cama solo para dormir. Y procurar que ésta sea cómoda. Si quiere leer antes de dormir, mejor hacerlo en otra habitación y sentado.
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Utilizar ropa (camisón o pijama) cómoda.
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Mantener una temperatura adecuada en la habitación:Â ni frío, ni calor. En invierno habrá que tener en cuenta los horarios de calefacción si esta es central o la temperatura a la que se pone si es individual. En verano se puede recurrir al ventilador o al aire acondicionado si hace un calor excesivo, pero siempre asegurando una temperatura suave (20º).
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Evitar el consumo de bebidas estimulantes (café, té, etc.). Hay que tener en cuenta que el efecto de la cafeína puede durar varias horas.
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El alcohol puede inducir el sueño, pero cuando se pasa su efecto es habitual despertarse desvelado.
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Evitar el sedentarismo y hacer ejercicio de forma rutinaria todos los días ayuda a consumir energía y facilita dormir por la noche.
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Plantearse utilizar dos camas si el movimiento de su compañero/a de cama le despierta de forma habitual. Si además ronca, puede plantearse dormir en otra habitación.